Estás a punto de vivir una de las experiencias más memorables de tu vida. Suelta cualquier expectativa, pre-concepto o creencia que tengas del agua fría y prepárate para vivir el momento tal y como es.
Antes de ingresar al jardín acuático tómate unos segundos en alguna posición cómoda (puede ser de pie, en una silla, o tumbado/a boca arriba) para disponer tu cuerpo y tu mente.
Cierra tus ojos, observa el patrón de tu respiración, permite el flujo de pensamientos y poco a poco amplia la atención a todas las sensaciones del cuerpo.
Este sencillo ejercicio te ayuda, una vez ingreses al jardín acuático, a percibir y acostumbrarte las sensaciones de una manera neutral.
Una vez hayas ingresado al jardín, elige 1 o varias de las siguientes pautas para establecer tu foco e intención
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Recuerda que ingresar al jardín es una práctica meditativa de auto-conocimiento. Entrar al agua es sólo un medio para ir a las profundidades de tí mismo y conocerte mejor.
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Disfruta la experiencia de entrar a un estanque vivo, recordando que todo a tu alrededor (plantas, algas, animales micro y macro) está trabajando en sincronía para mantener el agua en un estado de vitalidad, pureza y transparencia. Imprégnate de vida.
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Imagina que estás entrando en un estanque sagrado con la intención de purificarte física, mental y espiritualmente. Pídele a la esencia del agua te ayude a activar el poder interior de transmutación y sanación.
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Imagina que estás suspendido en las aguas al interior del vientre de la madre tierra. Siente como el contacto con el agua te equilibra, te regula, te nutre. Visualiza el ingreso al jardín acuático como un proceso de renovación y re-nacimiento.
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Si estas en pareja o en grupo, establece algún punto de contacto (Ej; sujetándose lal nivel de los hombros y formando un círculo) y siente como emerge una fuerza colectiva que los sostiene.
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